“Su primer no lo pronunció a los dos años, con una seguridad y una terquedad suicidas. Desde entonces el no se le hizo habitual en la boca, con una inverosímil fidelidad a sí mismo que no se concedió un sólo fallo.”
Esta es, hasta la fecha, la única información que poseemos sobre la infancia del sujeto, Carlos Mateo. La frase rescatada es un solitario fragmento de un blog que su madre, Pilar Mateo, escribió acerca de los primeros pasos de su hijo; el resto del texto se perdió en los años posteriores, como todo lo demás.
Descartado desde buen comienzo que Carlos Mateo hubiera tenido alguna vez relevancia pública, establecido que su vida discurrió en el total anonimato, comprobado empíricamente que el sujeto destruyó la mayor parte de los registros, referencias o documentos que podían identificarle y constatado que no sobrevivió ningún testigo que le hubiera conocido personalmente, hemos de concluir que este fragmento constituye la pieza más valiosa hasta ahora encontrada para la tarea encomendada a esta comisión, a saber: saber. Clarificar qué motivos impulsaron a Carlos Mateo (si se nos permite una última licencia poética) a desvanecerse como un jirón de niebla en el calor del amanecer, cambiar el confort por la penuria y convertirse en lo que se convirtió. A estas alturas, dados los índices de radiación crecientes y la total destrucción que nos rodea, lo único aún no totalmente carente de sentido es conocer por qué Carlos Mateo hizo lo que hizo, no cuándo lo decidió, no cómo lo planeó, no la forma en que lo ejecutó… esas preguntas, ya no importan.
¿Por qué Carlos Mateo negó el Mundo? La información suministrada por su progenitora nos responde que lo hizo porque así estaba establecido en su naturaleza; poseía una tendencia innata insertada en su genoma. Tuvo un gen para cada negación y cada negativa programada en una secuencia de ADN plenamente funcional. Su código genético lo constituía una larga cadena de micronóes hilvanados bioquímicamente para producir el gran NO, el NO definitivo, el NO final. Un NO plano, crudo, sencillo. El NO a la sociedad humana. El NO al respeto por cualquier criatura viva. El NO a la vida en el planeta. El NO del Genocida. El NO incontestable:
Este comité determina que, de ahora en adelante, Carlos Mateo será conocido como el Gran Negador. El individuo que negó su propia especie y contaminó a muchas otras. El hombre que negó
Esta comisión, igualmente, determina que el Gran Negador nunca será recordado; pero no porque no se haya sabido identificar que fue él y no otro el autor del genocidio, no; si no, porque nadie quedará para recordar que hubo un genocida. El Gran Negador también negó su propio recuerdo. No habrá memoria para él, como tampoco la habrá para ninguna de sus víctimas: nosotros.
El comité concluirá la sesión con un acto simbólico: destruyendo todas las pruebas, documentos e información recogida acerca de este asunto. No se dejará constancia de que, una vez, nos preguntamos por el Negador. Se negará al Negador... aunque este gesto no servirá para nada.
Diciembre, 2028
Comité de Investigación Post Apocalipsis
Asistentes: … sólo yo.
(Hoy podría ser Navidad)